Todo el mundo habla de lo extraordinario que fue el concierto de Silvio Rodríguez ayer, de los Cinco (que al fin nos han quitado la incertidumbre de si decirles los 5, los 4 o los 3). Pero para mí ayer, lo más extraordinario fue el pueblo. Ese pueblo que ya muchos pensaban que no creía en nada, que el hambre del estómago le había silenciado el hambre del espíritu. Ese pueblo que ya no gritaba consignas, sino que aplaudía, esos niños que cantaban bajito el Himno Nacional en la escuela, para salir del paso.
Ese mismo pueblo ayer lloró, y no fueron dos viejas, sino miles de personas. Lloró de amor, de alegría y de rabia.
Yo me volví a sentir parte de algo y eso tal vez es patético, pero es el modo en que me enseñaron a vivir.
¿Por qué patético? Ser parte de algo es lo que nos hace seres humanos. Felicidades, y gracias por sentir así…
Lo entiendo, patético no por ser parte de algo, sino por el entendimiento de q casi había dejado de serl…, o de q era parte de algo q había perdido el valor…
Eres -somos- parte de muchos necios. La locura no pasó de moda, así q a seguir soñando travesuras.